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Amigo Gallero, se gestó una noche de invierno, a mis 20 años, bajo fluorescentes suspendidos sobre un ruedo de arena cercado por una malla metálica y dentro de él una campanilla que agitada por el juez llamaba a los valientes combatientes; acompañado de criadores, amarradores, careadores, aficionados, corredores, apostadores, conocidos y desconocidos que combinaban el alborotado silencio con la silenciosa algarabía; pero todos unidos por una misma pasión “los gallos de pelea a navaja”. En aquel instante, recordé que a mis cortos 13 años, mi padre Rodrigo Prado León llevó a la casa un gallo al que le puso por nombre Shogun, a quien después lo acompañó Garrincha, Perico, Petrolero y Siroco. A partir de ese momento empecé a vivir lo que Amigo Gallero pretende aportar a la comunidad gallística.

Recuerdo que, mientras acompañaba a mi padre a los diversos coliseos de gallos me di cuenta que en “pocas horas” se vivía una gran camaradería y “amistad” entre “galleros” que muchas veces ni se conocían; hasta con los mismos rivales, en el ruedo, se lograba formar una lazo amical durante una clasificación, semifinal o final.

Es así que, entre “gallos y medianoches”, “cantos, aleteos y patadas”, “casilleros, jaulas, arena y rejas”, “jueces frente a peleas polémicas o emblemáticas”, “victorias, derrotas y empates” pude conocer a varios “amigos galleros” en coliseos como: Fernando Graña en Huaral, La Huaca en Huaral, Isabelita en Pachacamac, Veneno de Lurín en Lurín, Abraham Wong en Cañete, La Chacra en Surco, Tradición Sandia en Barranco y Chorrillos, Círculo Gallístico en Lurín, El Rosedal en Surco, La Chacra en Mala, Renzo y Piero en Cerro Azul, Zenón Carrillo en Alto Larán; entre otros.

Hoy, después de más de 20 años de aquella noche de invierno, puedo decir que “Amigo Gallero” desea mantener esa “amistad gallera” que tanto prevalece en los galleros, forjada sobre la base de la caballerosidad, porque “palabra de gallero es palabra de caballero”.

Amigos Galleros, bienvenidos a este informativo virtual, que espero sea de su completo agrado.

Un abrazo,

Rodrigo Prado Flores

“Los dos animalejos rivales quedaron libres en el circo. Retrecheros, mirándose de soslayo como quien quiere y no quiere, y midiéndose el uno al otro, ganando el ajiseco un paso de terreno y ladeándose el machetón, así estuvieron sin querer definir por un minuto largo, minuto de profundo silencio y de indescriptible ansiedad para los espectadores.”

(Tradiciones Peruanas – Ricardo Palma, Tomo IV. Página 126. Editorial Cultura Antártica. Lima)

Ricardo Palma, con gran genialidad, graficó las emociones que, a pesar del paso de las décadas, se mantienen intactas en los criadores y aficionados de las peleas de gallos.